Mi relación con Dios ¿Cómo afecta la crítica?

XXI

Hoy en día la tecnología, las redes sociales, el estar conectado a la red, se ha convertido en algo muy relevante para nosotros. Ahora es nuestro modo de vida, no podemos sentirnos bien sin mandar ese «buenos días» por el grupo de la familia o sin mirar un par de veces las nuevas publicaciones de Instagram. Las redes sociales se han convertido en una amiga inseparable, nuestra compañera cuando estamos felices y queremos compartirlo con todo el mundo, y nuestro apoyo cuando estamos de bajos ánimos y necesitamos esa música que sólo Spotify nos puede dar. ¿Cómo afecta a mi relación con Dios?

Podemos tener buenas amistades o malas, de esas que nos llevan por el mal camino y que nos tientan a hacer y actuar mal. Es muy fácil caer en el engaño de las redes sociales, muchas veces ese velo rosa que todos le ponen no nos dejan ver lo que de verdad pasa en ella. Internet, si no se tiene cuidado, es una puerta abierta para caer en la tentación y pecar.

Cotilleo
La tentación afecta a mi relación con Dios

Tentación

La tentación es el impulso de hacer algo atrayente pero que puede resultar inconveniente, como por ejemplo la murmuración, el chisme, la crítica… En estos días el hablar de otras personas es como el pan de cada día, hablamos de los famosos, de cómo viven o cómo deberían vivir, con quién deberían dejar de hablar y dónde deberían comprar su ropa.

Y pensamos que como son famosos, no les importará que opinemos de cada aspecto de su vida pero, ¿y cuando lo hacemos de nuestra familia o de nuestros amigos?. Eso ya nos toca de cerca, pues al criticar de nuestros cercanos podemos perder personas que de verdad nos importan. ¿Y por qué? ¿Por una mentira? ¿Por unos minutos de gloria?

El chisme es atractivo para nuestra naturaleza pecaminosa porque nos da la sensación de tener el control, podemos manejar qué decir y cómo, si contar todo el cotilleo o maquillarlo. Somos rápidos al criticar cuando no entendemos o desconocemos la situación de esa persona señalada.

La crítica y el cotilleo
¿Cómo habla el cotilleo sobre mi relación con Dios?

¿Y otro punto de vista?

Esta es la visión que el mundo tiene de la diversión: el cotilleo. Pero nuestro anhelo debería ser parecernos más a Jesús y fortalecer mi relación con Dios, pues si hablamos de otra persona o situación y eso no lo edifica ni lo ayuda… estamos desperdiciando tiempo y palabras. El evangelio nos exhorta a la discreción, a reflexionar, a ser sensatos, a pensar bien antes de juzgar… Todo esto son conceptos que tenemos que tener muy presentes y no dejarnos caer en la tentación, pues esa situación solo aflige el corazón de Dios.

«Estos son murmuradores, querellosos, que andan según sus propios deseos, cuya boca habla cosas infladas, adulando a las personas para sacar provecho»

Judas 1:16

Quienes cotillean o murmuran siempre echan la culpa a otros de las consecuencias de sus actos, pero Dios no es honrado con esto. No por no aceptar las consecuencias o por cotillear, sino porque esto demuestra qué camino estamos siguiendo, es decir, somos guiados por nuestros propios deseos y no por los del Espíritu Santo.

Si sabemos que somos de esta clase de personas o nos han llamado la atención para hacernos recapacitar, tenemos que coger toda esta carga y humillarnos ante los pies de Dios, suplicarle perdón y que nos ayude a quitar de nuestro corazón esa tentación. Pero no hace falta contarle a otra persona un cotilleo, basta con juzgar en tu corazón a una persona para pecar.

Todos pensamos diferente, pero sólo quien está en medio de la situación sabe los motivos reales de su actuación o de sus palabras, por eso debemos dialogar, pensar antes de hablar o actuar y pedir perdón cuando hemos hecho daño. Esto sucede infinidad de veces en el cine. En la película de El Señor de Los anillos, Frodo echa a Sam de su lado al pensar que éste se había comido todas las provisiones que les quedaba para poder terminar su camino, más adelante se da cuenta que ha sido un engaño de su otro compañero de viaje, Gollum.

Esta situación, de muchas formas diferentes, pueden darse continuamente en nuestras vidas, pero debemos ser sabios para saber actuar de la forma que glorifique a Dios.

Es mi decisión fortalecer mi relación con Dios

Hay un dicho que dice así: «Dime con quién te juntas y te diré quien eres», hoy en día se puede actualizar un poco: «Dime a quién sigues y te diré quién eres». Este dicho siempre me ha parecido superficial, creía que en el fondo nadie puede influirme tanto como para cambiar mi manera de ser. Pero tras acabar bachillerato estuve en un campamento donde leí un versículo que me impactó mucho.

«No te entremetas con el iracundo, ni te acompañes con el hombre de enojos, no sea que aprendas sus maneras, y tomes lazo para tu alma»

Proverbios 22:24-25

En ese momento sabía que no tenía las fuerzas suficientes para enfrentarme a mis amigas del instituto, quienes me habían guiado por ese camino y decidí apartarlas de mi vida. Sé que puede parecer un acto muy drástico, pero en ese momento me aferraba a ellas o a Dios y mi relación con Él.

Mi objetivo se centró en fortalecer mi relación con Dios e intenté mantenerme lejos de personas así o cambiar la conversación cuando alguien quería comenzar a cotillear o hablar de alguien. No quería ni podía permitirme caer en esa tentación de nuevo, porque ya sabía lo que se siente al criticar o ser criticada, y no era algo que me gustase revivir.

«No erréis; las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres»

1 Corintios 15:33

El Señor me ayudó y me sigue ayudando, y mi familia y amigos también, pues algo que he dejado claro a mis más cercanos es que no quiero participar en esto. Ahora, cuando tengo la tentación de hablar de alguna alguien, reflexiono bastante las cosas antes de decirlas y si veo la necesidad, hablo con la persona en cuestión.

Debemos tratar a los demás con honra, respeto, integridad y amor; tal y como Dios hace con nosotros.

«Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros»

Juan 13:34
Mi relación con Dios
Mi relación con Dios

5 Comentarios

  1. Juan Antonio García Muñoz

    Al pararme en este blog, me quedo sorprendido de la persona que escribe esto…no tenía idea que lo hubiera hecho. Sorprendido por la grata reflexión que trae a colación, nada nuevo en el sentido que es un tema que traspasa tiempos inmemoriales, pero NO por ello fresco para hacernos recordar la peligrosidad del mismo cuando se saca de contextos y cuando no se contrastan hechos o versiones.
    Agradezco a mi hija su bien escribir, su buena actitud, sus deseos profundos de ser mejor persona y cristiana pues de eso se trata: El intento cada día de una vez puesta «la mano en el arado» no mirar atrás hacia juntas que en nuestra vida puedan ser perjudiciales. La actitud correcta es esa: Intentar siempre…
    La lástima del dicho que menciona mi hija (Dime con quién andas y te diré quién eres) es que a veces andamos con gente «chachi», «buena gente» (como decimos en Canarias), gente responsable, gente servicial, gente dada…pero no aplicamos el dicho para la otra cara de la moneda. Sería un buen ejercicio reconocer tales situaciones.
    Gracias mi princesa por tu valentía al escribir. Dios te colme de Su gracia para seguir adelante en el buen camino emprendido.

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  2. Esther

    Muy buena reflexión, ojalá todos la imitemos y caigamos a los pies de Jesús en examen de conciencia al respecto. Señor que no caigamos en esa tentación,🙏🏻 Gracias Alex

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  3. Jonás

    Me encantó!
    Gran artículo!
    Me gustó eso de los chismes. Esa sensación de tener el control, de tener el poder de decidir hasta donde contar… Realmente son muchísimas cosas negativas las que nos afectan cuando contamos chismes pero esa creo que tiene una relación muy directa con la tentación que satanás continuamente nos lanza… muy buena reflexión..

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  4. Bengi

    Muchísimas gracias, es muy importante aprender lo que la crítica puede hacer en nuestras vidas y como nosotros mismos podemos llegar a ser críticos, y no siempre lo hacemos con buena intención, ni conocemos todo lo que pasa.

    Es tan fácil caer en cosas como el «cotilleo», incluso a veces tenemos el «cotilleo santo», diciendo, yo oraré por ti… y luego ni se ora ni nada, sólo queremos cotillear. ¡Gracias!

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  5. Miriam

    Gracias Ale! has compartido una gran verdad.
    Una tentación que en cierta manera nos influye a todos, difícil de esquivar, pero sabemos que buscando a Dios en medio de esas situaciones podemos salir victoriosos.
    Fuiste muy valiente al eligir apartarte de esas amistades para glorificar a Dios, algo que no es fácil, pero el Espíritu Santo te guió seguro que de la mejor manera.
    Estaré orando por ti para que sigas siendo un ejemplo en humildad.

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