Los propósitos y el propósito de Dios en 2020

El comienzo de año siempre viene acompañado de tradiciones que llenan estas fechas. Una de ellas es la ya anecdótica tradición de proponerse propósitos que cumplir en el nuevo año que comienza.

Dejar de fumar, ponerse a dieta, leer un libro, escribir un libro, tener un hijo, tener dos hijos, dejar de tener hijos, leer la Biblia entera, orar diariamente, etc.

Normalmente llenamos nuestra cabeza con pensamientos sobre lo que nos gustaría llegar a hacer en este año nuevo. La ilusión nos sobrecoge y planeamos un futuro prometedor en base a estos propósitos.

Y aunque ninguno de estos sanos propósitos son malos por si mismo muchas veces nos hacen olvidar un propósito que está por encima de todos. El propósito de Dios.

Pero ¿Qué es el propósito de Dios?

Para empezar, la palabra propósito en si misma significa la determinación firme de hacer algo o un objetivo que se pretende alcanzar. Así que, ¿Qué es eso que Dios está firmemente determinado a hacer? ¿Cuál es el objetivo que Él mismo pretende alcanzar? y aún más interesante ¿Cómo nos afecta?

Veamos varias características del propósito de Dios:

1. El propósito de Dios permanece para siempre y nadie lo puede evitar

Yo sé que tú puedes hacer todas las cosas; ningún propósito tuyo puede ser estorbado (Job 42:2)

Muchos pensamientos en el corazón del hombre, pero es el propósito del Señor que prevalece (Proverbios 19:21).

Si, en ese sentido, Su propósito es bastante distinto a los que nosotros solemos ponernos.

Solemos abandonar muy fácilmente casi todo lo que nos proponemos, pero Dios hace prevalecer sus propósitos hasta que se cumplen y nadie, absolutamente nadie puede hacer nada para evitarlo.

2. Dios utiliza cualquier circunstancia para cumplir su propósito

Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. (Romanos 8:28).

Nuestras situaciones, las cosas malas que suceden, las cosas buenas, las cosas intermedias, todas ellas, permitidas por Dios, sirven para su propósito así que las buenas situaciones y las malas situaciones no son indicativo de que Dios ha cedido y ha dejado de trabajar en su propósito, realmente son la evidencia de que todo su plan sigue su curso. En cambio nosotros somos como veletas que nos dejamos llevar según las circunstancias, nuestros propósitos se deshacen, nacen y renacen según las cosas que nos sucedan.

3. Su propósito se cumple en nosotros

Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor, 2:13 porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad.(Filipenses 2:12-13).

Por decirlo de alguna manera, somos canalizadores del propósito divino en la tierra. Somos participantes de Su Reino, por tanto su bondad, su misericordia, su amor, su perdón, su paciencia, etc, se debería cumplir en nosotros y extenderse hacia los demás.

Conclusión

La clave de comparar cómo es el propósito de Dios con nuestros pretenciosos propósitos es que:

  1. Tenemos a un Dios que cumple lo que promete. Todo. De hecho sus promesas mismas son evidencia de su cumplimiento. Y no hay nada que lo pueda evitar.
  2. La vida en este lado de la eternidad, sus circunstancias, sus problemas y sus bondades son maneras en las que Dios hace cumplir su propósito.
  3. Nosotros somos los portadores y transmisores del propósito de Dios. Él lo produce en nosotros y nosotros debemos extenderlo a otras personas.

Y nos hemos dejado una pregunta sin responder. Quizá la más intrigante. ¿Cuál es el propósito de Dios? Esta pregunta tiene muchas respuestas posibles, desde la más concreta a la más general.

Quizá por generalizar podríamos decir que el propósito de Dios es Su gloria y nuestro bien.

Así que lanzamos estas preguntas para que pienses:

  • Si nos hemos propuesto algún propósito en estos días, ¿Están esos propósitos alineados con Dios? ¿Buscan su gloria y el bien de otros?
  • ¿Nuestro vivir diario se parece al de una persona que confía plenamente en que su propósito se va a cumplir sí o sí y a pesar de las circunstancias? ¿Vivimos confiados en ello?
  • ¿Extendemos el propósito de Dios con vidas llenas de amor hacia los demás?

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