Mayor que tu religión

Hoy comenzamos haciéndonos una pregunta aparentemente sencilla:

¿Jesús está a favor o en contra de la religión?

«El Cristianismo no es una religión, es una relación»

Y ¡Cuánto daño ha hecho esta simple frase al Cristianismo! Durante muchos años hemos cultivado esta idea en nuestras mentes y nuestros corazones. Convenciéndonos de que no es necesaria la práctica religiosa en nuestras vidas; se nos llena la boca proclamando que tenemos una relación con el Dios Vivo, pero si somos sinceros con nosotros mismos, en la mayoría de los casos, tenemos una relación con un Dios al que no le dirigimos la palabra, al que no escuchamos ni obedecemos.

Y esto sucede, en gran medida porque hemos eliminado la religión de nuestra relación con Dios; una relación que Jesús mismo inundó de religión.

Lo que la Biblia nos enseña es que Jesús es más grande que la religión, pero no la aparta de nuestra vida. Pero, espera, ¿Qué es religión?

Una buena definición sería decir que la religión son esas doctrinas y disciplinas espirituales que usamos en nuestro día a día para conectar con Dios. Y todas estas doctrinas y disciplinas las ponemos en práctica precisamente porque Jesús nos dijo que así debía ser. No es una religión que parte del intelecto humano, sino del diseño de Dios.

Jesús, por tanto, nos quiere demostrar que Él es mayor que nuestra religión, que no podemos hablar de una relación con Él si no está guiada y establecida sobre prácticas religiosas que Él nos ha enseñado.

Marcos 2.18-28 es un pasaje utilizado por mucho tiempo como defensa de que Jesús estaba en contra de la religión, pero Jesús aclara claramente como el ayuno que demandaban los discípulos de los fariseos y los discípulos de Juan el Bautista carecía de sentido con Jesús, en ese mismo instante, en la tierra. ¿Cómo vamos a ayunar en la fiesta? pero no se quedó ahí.

Pero vendrán días cuando el novio les será quitado. Entonces, en aquel día ayunarán – Marcos 2.20

Jesús afirma la religión

Sin embargo Jesús no prohibe ni niega el ayuno, lo defiende y no sólo eso, Jesús nos enseña cómo debemos de orar, cómo no debemos orar, nos enseña cómo recordar su muerte, nos enseña cómo ofrendar, nos enseña cómo servir, etc. Jesús crea un compendio de prácticas religiosas que establecen la manera en la que un discípulo se comunica con su Dios, recibe lo que Dios le quiere decir, se transforma y poco a poco se va asemejando a la imagen de Jesucristo. ¿Cómo vamos a hablar con Dios si no oramos? ¿Cómo vamos a escucharle si no leemos? ¿Cómo vamos a ser transformados si no le servimos? ¿Cómo relacionarnos con Dios sin la vida religiosa que Jesús nos muestra?

Pero Jesús rechaza la religión vacía

Pero no toda religión es agradable a Dios. Una religión donde no está Jesús carece de sentido. No cumple el propósito que Jesús mismo tenía al establecerlo. Es hueca, inútil.

Quizá estos puntos te ayude a detectar si en tu vida estás desarrollando una religión vacía, una religión no centrada en Jesús.

Nuestra religión es vacía cuando:

  1. Pensamos que por el hecho de practicarla, Dios nos ama más. (Dios nos ama siempre lo mismo, da igual lo que hagamos)
  2. Pensamos que nos hace mejor que otros.
  3. Lo que hacemos no nos lleva a una transformación.
  4. Amamos más la práctica que a las personas.

Vive una verdadera religión

Así que acerquémonos a Dios con el deseo de obedecerle, no vivamos una religión vacía donde nos dejemos llevar por prácticas cimentadas sobre nuestros deseos egoístas, sino que comencemos a vivir una religión verdadera, fundamentada en Jesucristo y sobre la nueva vida, y vida en abundancia, que nos regala.

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