
«Más yo a Jehová miraré, esperaré al Dios de mi salvación; el Dios mío me oirá.«
¿Has notado que las personas cada vez más se sienten más solas y enojadas en diferentes momentos, sin una razón aparente? De la nada pueden llegar a tratar a otros de forma cruel sin ningún sentido, al hablar, pronto comienzan a crisparse y por momentos piensas que te culpan de algo. Si intentas acercarte notas que ponen un muro entre ambos y se cierran de tal modo que te sientes incómodo e incluso que has hecho algo mal, quizá hemos sido nosotros quienes hemos actuado así, ¿Por qué ya nadie confía en nadie?
El mundo de los lobos solitarios
Este mundo se ha convertido en el mundo de los lobos solitarios, la ansiedad. y la desconfianza mina las mentes y los corazones de mil ideas negativas durante el día. Cada quien se siente traicionado, algo ha sucedido en casa, el trabajo, la escuela, la iglesia y pare de contar. En todos lados hay personas dignas de nuestra desconfianza, gente traicionera, mejor solos, por si a caso… cada quien busca lo suyo, no bajes la guardia mostrando. emociones y humanidad, eso te haría débil, el concejo que te darán, “sé suspicaz”, “piensa mal y acertarás”.
Miqueas, el profeta de Dios
Miqueas fue un profeta de Dios, contemporáneo con Isaías, Oseas y Amós; desde niño pudo vivir en carne propia la prepotencia e injusticias de los codiciosos que oprimen al débil y menos. afortunado, (pasa mucho a lo largo de la biblia que son este tipo de hombres y mujeres, los experimentados en dolor, quiénes son usados por Dios para cumplir sus propósitos). En su libro de profecía, Miqueas nos puede ayudar a responder tan importante interrogante ¿por qué ya nadie confía en nadie?
En la tercera parte del libro, a partir del capítulo seis se escenifica un tribunal de justicia. e Israel es llevado a juicio por sus obras, Dios tiene un buen caso armado. Dios inicia trayendo a memoria su amor por Israel, como les rescató de servidumbre y les hizo su pueblo. A lo que Israel responde con preguntas retóricas y resentidas queriendo hacer ver a Dios como un insaciable a quien no se le puede complacer. Justo después de esto Dios declara la razón que buscamos, Miqueas 6:8: “Oh hombre, Él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios”.
Justicia, misericordia y humildad
Ahí, justo ahí la razón! Lo que es bueno y lo único que pide Jehová, fue lo que su pueblo rechazó y a lo que le dio la espalda, hundiéndose. en los placeres del mundo, detrás de los afanes de la vida y separándose cada vez más del Dios de su salvación. Sucede que cuanto más nos alejamos de Dios, más Dios nos es molesto y odioso. Pero Dios ha dejado claro, lo que es bueno para el hombre, lo que hace que se disipen sus dudas y desconfianzas:
- Solamente hacer justicia: Ten justicia con los demás, haz con ellos lo que tu deseas que hagan contigo. Hoy en día cada cual busca lo propio, su bienestar, complacer sus deseos, obtener ganancias sin importar cómo. No le importa mentir sobre sus capacidades o las de otros para ganar un puesto de trabajo, aprovecharse. del conocimiento que tiene sobre las debilidades de otros para usarlas en su contra si esto le beneficia.
- Amar misericordia: no se trata de mostrar misericordia, esto es intencionalidad (está bien), pero es amarla, ser misericordioso incondicional y desinteresadamente.
- Humillarte ante tu Dios: Debemos tener muy claro y presente quién es nuestro Dios, Él es nuestro creador, soberano; nosotros su creación a quienes nos ha hecho sus hijos. Humillarnos es ser humildes, pero sin intencionalidad que valga, no se trata de intentar, es serlo desde nuestro interior. El intentar pudiera significar que aún no reconocemos que Dios es nuestro creador y que somos creación. El humillarnos denota humildad, pues entendemos que somos seres. limitados y débiles, no tenemos de qué jactarnos, podemos ser libres y felices sabiendo que somos imperfectos. con una percepción correcta de nosotros mismos; esta cualidad nos ayuda en gran manera en el trato con nuestros semejantes.
Lo que se hizo mal
«Faltó el misericordioso de la tierra, y ninguno hay recto entre los hombres; todos acechan por sangre, cada cual arma red a su hermano.«
El profeta Miqueas describe las actuaciones del pueblo de Israel con gran detalle, crudeza y amargura; poco a poco fue un pueblo que olvidó la voluntad de su Dios y erró en sus caminos apartándose cada vez más y adentrándose en el juicio falso contra su hermano, los jueces aceptaban sobornos, los poderosos hacían su voluntad y eran apoyados, se oprimía al débil y se maltrataba. Por tanto, las relaciones humanas se vieron profundamente afectadas, por el pecado y el egoísmo, ya nadie confiaba ni siquiera en la familia, el marido desconfiaba de su mujer, la madre de la hija, ya la palabra de nadie tenía valor alguno.
¿No nos suena conocido todo esto? Acuerdos prematrimoniales, peleas en tribunales por herencias familiares, familias que no se atreven a pedir consejería porque no creen en la confidencialidad de los lideres de algunas iglesias, las personas están prefiriendo consultar primero a un abogado antes que a la persona de la cual desean saber algún asunto, en esto Pablo se muestra en desacuerdo como lo podemos ver en 1 Corintios 6, para quien es vergonzoso ir a juicio ante los incrédulos.
Hay esperanzas para volver a confiar
Pero no todo son malas noticias, hay esperanzas de volver a confiar, lo primero es aceptar que aunque la desconfianza y la decadencia moral son un problema desde el principio del mundo y todos hemos sido de una u otra forma parte del problema por la falta de integridad. Por lo que debemos mostrar arrepentimiento, tomar responsabilidades y aceptar nuestra corrección apartándonos del mal y siguiendo a Cristo; haciendo lo que es bueno y nos pide Dios “solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios”. ”El volverá a tener misericordia de nosotros; sepultará nuestras iniquidades, y echará en lo profundo del mar todos nuestros pecados” Miqueas 7:19. Él tiene gracia que nos justifica y salva de la muerte eterna, cuánto amor nos da nuestro Padre bueno. Volvernos a Dios, es volver a confiar, en Dios somos honorables, dignos de confianza.
Recuerda, todo lo bueno viene de Dios, todo lo bueno esta al lado de Él, pidamos al Señor nos ayude a acercarnos más y poder mantener una relación verdadera con Él y así poder ser la luz del mundo, viviendo de tal manera que otros quieran seguirle.
Dios te Bendiga.
0 comentarios