Preguntas acerca de la propuesta de unión a 3|16
Como consejo de ILACUESTA, formado por Gregorio López, Marta Bernal, Jairo Santana, Giovanna De Lucia, Jonás López y Margarita Forte, y con Hans Andereya como asesor y pastor interino, estamos convencidos de que la propuesta presentada el 22 de febrero de 2025 en la asamblea general es una oportunidad que Dios nos está abriendo para fortalecer nuestra iglesia y su misión en los próximos años.
Por eso, pedimos a cada miembro que confirme con su voto la siguiente propuesta:
…que, como iglesia, nos unamos de manera integral al ministerio Tres|Dieciséis, convirtiéndonos en uno de sus campus. Esto significaría que iLaCuesta pasaría a formar parte de su estructura espiritual, formal y administrativa, poniéndonos bajo su dirección y cuidado pastoral.
Desde el consejo de ILACUESTA y el equipo de 3|16, queremos asegurarte que tomamos muy en serio todas las dudas, preguntas y sugerencias que puedan surgir en relación con esta propuesta.
Para ello, hemos habilitado este espacio donde iremos respondiendo todas las preguntas que se formulen a través de los siguientes medios:
- Formulario,
- Whatsapp de ILACUESTA,
- Whatsapp de 3|16
- Consulta directa con cualquier miembro del consejo o del equipo de trabajo de 3|16
Además, al final de esta página puedes encontrar enlaces de descarga con todos los documentos compartidos en la asamblea, para que tengas acceso a toda la información disponible.
Gracias por tu participación, tu oración y tu compromiso en este proceso tan importante para nuestra comunidad.
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Por supuesto, nadie te lo va a impedir. En 3|16 no vamos a reglamentar la asistencia ni restringir la participación en ningún campus. Ese es precisamente uno de los grandes beneficios de este modelo: somos una sola iglesia, con diferentes expresiones en distintos lugares, y cada persona puede involucrarse donde más se sienta útil y conectada con la visión y el estilo.
Sin embargo, sí queremos ser sinceros contigo desde el principio:
El campus de La Laguna nace con una visión específica, enfocada al 100% en las nuevas generaciones (Generación Y y Z), y en llegar a personas que no conocen a Cristo y que jamás se plantearían entrar a una iglesia tradicional.
La Laguna necesita romper con los formatos que ya conocemos. Busca crear un espacio que conecte con gente joven de forma auténtica, fresca y relevante. Por eso, no se trata solo de la edad cronológica, sino de una cuestión de mentalidad y enfoque misionero.
Y aquí queremos hablar con claridad y cariño:
Si no perteneces a esas generaciones o no compartes esa visión misionera hacia los que están fuera, quizás La Laguna no sea el mejor lugar para ti en esta etapa. ¿Por qué? Porque al principio necesitamos establecer una dinámica muy concreta.
Sería como querer formar parte de un grupo de mujeres siendo hombre, o entrar en un grupo de jóvenes cuando uno ya tiene más de 40. Aunque puedas sentirte cómodo personalmente, podrías cambiar sin querer la dinámica del grupo, y eso afectaría a quienes intentamos alcanzar.
En el futuro todo se podrá abrir más, y ojalá todos los campus puedan ser intergeneracionales. Pero en esta fase de inicio necesitamos ser muy conscientes de a quién queremos alcanzar y cómo hacerlo sin desviarnos del enfoque.
Así que sí, puedes moverte libremente entre campus. Pero también te animamos a discernir con madurez espiritual dónde puedes aportar mejor, sin perder de vista la misión específica de cada lugar.
Gracias por esta reflexión, porque la experiencia nos muestra que esta es una inquietud muy real y legítima. Todos conocemos casos cercanos donde el liderazgo ha fallado gravemente y no ha habido forma de corregir la situación, lo cual genera frustración, dolor y desconfianza.
Ahora bien, permítenos reformular ligeramente el enfoque, no para restar importancia al tema, sino para verlo desde otra perspectiva:
¿Deberíamos crear mecanismos para “echar” a líderes que Dios ha puesto, por si acaso cometen errores? Probablemente tú mismo no estarías de acuerdo con eso. No creemos que la solución sea construir una estructura que se base en desconfianza preventiva, sino una que fomente la corrección, la rendición de cuentas y la restauración.
En 3|16 no creemos en liderazgos intocables, pero tampoco creemos que el objetivo sea “sacar” a un líder por una decisión equivocada. Todos fallamos. Todos necesitamos corrección. Todos estamos en proceso.
Lo que necesitamos no son mecanismos para quitar líderes, sino sistemas sanos que permitan evaluar, cuestionar, corregir y guiar con madurez espiritual. Y para eso:
- Contamos con comités independientes (Ética, Finanzas, Inspección) que pueden activarse ante quejas formales.
- Promovemos una cultura de evaluación continua, no como control, sino como ejercicio habitual de madurez.
- Tenemos supervisión externa (Allianz-Mission), lo que permite que haya acompañamiento más allá del propio equipo directivo.
No vemos en la Biblia un modelo donde las mayorías sean las responsables de poner o quitar líderes, y tampoco creemos que una votación sea la mejor herramienta para discernir la voluntad de Dios. Las asambleas no pueden sustituir el discernimiento espiritual, ni están diseñadas para ejercer autoridad pastoral.
Dicho esto, no justificamos nunca un mal liderazgo. Simplemente proponemos otra forma de enfrentarlo, más acorde al Evangelio: con verdad, con procesos claros y con amor restaurador.
Una asamblea ratificante no es impotente. La ratificación no es un trámite, es una forma concreta de ejercer influencia y validar el liderazgo, sin poner sobre la asamblea la carga de tener que decidirlo todo.
A diferencia de una asamblea soberana, la asamblea ratificante no desarrolla, ejecuta ni propone decisiones, pero sí puede oponerse y frenar medidas cuando es necesario. Es más, en nuestro modelo:
- Una “no ratificación” tiene un peso muy fuerte: representa un “no” claro y colectivo de la iglesia.
- Un liderazgo que fuerza sus decisiones sin escuchar este “no” se pone a sí mismo en evidencia.
- Esto activa automáticamente el trabajo del Comité de Ética, lo que garantiza una investigación y revisión seria.
Ahora bien, es muy poco probable que una asamblea entera diga “no” a una directiva que ora, discierne y comunica con claridad lo que está haciendo. Si el liderazgo es saludable y transparente, la ratificación será natural. Y si no lo es, entonces la comunidad tiene mecanismos reales para intervenir.
El mecanismo más directo es la no ratificación. Una asamblea que dice “no” con claridad tiene toda la autoridad para detener un proceso. Esa decisión no se ignora ni se minimiza.
Además, la activación de los comités de revisión permite investigar y acompañar la situación, con el objetivo de:
- Entender lo que está ocurriendo.
- Facilitar corrección y cambio de rumbo.
- Proteger a la iglesia sin caer en dinámicas de enfrentamiento o división.
La mayoría de los problemas en las iglesias no son doctrinales, sino relacionales. Por eso apostamos por procesos que no rompen, sino que corrigen, y que ponen el énfasis no en ganar discusiones, sino en restaurar caminos.
En este momento no podemos dar una respuesta detallada, pero sí queremos ofrecer algunas certezas importantes:
- En la primera fase no habrá cambios inmediatos. El enfoque estará en otras prioridades. No se prevén grandes modificaciones en los ministerios antes de mediados del 2026.
- Queremos valorar lo que ya existe. No creemos en cambiar por cambiar ni en mantener lo que ya hay solo por costumbre. La idea es evaluar la utilidad, el fruto y el propósito de cada ministerio. Si hay algo que necesita corrección, lo haremos; si algo está dando buen fruto, lo afirmaremos.
- No pretendemos regular o controlar cada aspecto de la vida espiritual. En 3|16 no todo necesita ser un “ministerio oficial” promovido por la directiva. Siempre habrá espacio para iniciativas personales, encuentros espontáneos, y formas de servicio no institucionalizadas.
- Sí, podrán surgir nuevos ministerios. Queremos una iglesia con enfoque, pero también con apertura. La efectividad exige dirección, pero el Espíritu Santo es creativo, y estamos abiertos a nuevas expresiones de servicio y edificación.
En resumen, nuestra meta no es reestructurar, sino fortalecer. Y eso solo será posible caminando juntos, escuchándonos mutuamente y poniéndolo todo a los pies del Señor.
Compartimos completamente la idea de que cada cristiano debe cuidar su propio crecimiento espiritual. También creemos que la iglesia juega un papel esencial en este proceso. De hecho, en Tres|Dieciséis vamos un paso más allá: entendemos que el liderazgo tiene la responsabilidad de crear espacios, proveer medios y facilitar recursos para que cada miembro pueda desarrollarse y ser edificado en la fe.
En este momento, aún sería prematuro presentar un plan detallado sobre las iniciativas y formatos específicos que implementaremos. Con respecto a iLaCuesta, antes de introducir medidas concretas, será necesario un proceso de evaluación, ya que cada generación tiene expectativas y necesidades diferentes en cuanto a los modelos de crecimiento espiritual que prefiere y La Cuesta vendría a ser un campus multigeneracional.
Sin embargo, podemos adelantar que no buscamos eliminar lo que ya existe, sino enriquecerlo con nuevas alternativas.
En Tres|Dieciséis, ya hemos desarrollado dos programas clave:
- Programa de Formación:
- Se enfoca en la capacitación y el aprendizaje bíblico-teológico.
- Incluye un calendario de talleres, conferencias y cursos que se desarrollan durante todo el año con un enfoque trimestral.
- Programa de Discipulado:
- Está diseñado para que el crecimiento espiritual no se limite a las reuniones, sino que se viva en el día a día.
- Se basa en encuentros informales y orgánicos, ya sea uno a uno, en grupos de tres o en grupos de hogar, con el propósito de aplicar el Evangelio en la vida cotidiana.
Además, estamos en diálogo con seminarios teológicos y grupos ministeriales externos, explorando formas de colaboración que puedan beneficiar a nuestra comunidad con recursos adicionales y oportunidades de formación.
No podemos responder con certeza, ya que no existe una agenda predefinida ni una lista de cambios a implementar.
La propuesta no es una invitación a votar por cambios específicos, sino una decisión sobre la responsabilidad en el liderazgo, la organización y el desarrollo espiritual de iLaCuesta en su próxima etapa. Cualquier transformación en la iglesia deberá surgir de forma natural dentro de este nuevo marco, respetando los ritmos de la comunidad y permitiendo que la propia iglesia participe en el proceso.
Las preguntas están siendo clasificadas y respondidas según su naturaleza. Algunas son respondidas por el consejo de iLaCuesta, mientras que otras corresponden a la directiva de 3|16.
En ambos casos, hay representación de ambas partes, pero no todos los miembros responden todas las preguntas, ya que buscamos que cada respuesta provenga de quienes están mejor preparados para abordarla dentro de su área de responsabilidad.
Las preguntas identificadas como propias de 3|16 han sido consensuadas por toda la directiva, mientras que aquellas que competen al consejo de iLaCuesta han sido acordadas en conjunto por el consejo.
El riesgo de que los líderes sean elegidos por favoritismo es una realidad en cualquier organización, y no existe un sistema infalible que lo prevenga completamente. Sin embargo, también creemos que la amistad no debe verse como un criterio negativo. ¿No sería incluso deseable que los líderes sean amigos entre sí? Una verdadera comunión entre los líderes sólo puede fortalecer la unidad y beneficiar a toda la iglesia.
Si la preocupación es que el liderazgo se convierta en un sistema de favoritismos o parcialidades, lo cierto es que ningún estatuto ni reglamento puede evitar un liderazgo deficiente. Lo que sí se puede hacer es:
- Establecer canales de denuncia en caso de irregularidades.
- Implementar evaluaciones continuas que detecten cualquier desviación antes de que se convierta en un problema estructural.
En 3|16 hemos desarrollado un modelo que garantiza ambas cosas, a través de comisiones independientes, como el Comité de Ética, el Comité de Finanzas y el Comité de Inspección, que supervisan y garantizan la transparencia en la iglesia.
Si observamos el modelo bíblico, vemos que la iglesia no fue diseñada como una democracia en la que se eligen líderes por votación popular, sino como una comunidad que debe caminar en unidad de espíritu y visión. La meta no es tener líderes representativos de cada grupo o ideología, sino líderes que puedan servir desde un mismo sentir, con una fe y una visión compartidas (Romanos 15:5-6, 1 Corintios 1:10).
Este principio es clave en 3|16: buscamos que los líderes estén alineados en visión y propósito, porque esto fortalece a la iglesia y permite una conducción clara y estable.
En cuanto al proceso de selección de líderes, dependerá del tipo de liderazgo al que se refiera. Algunos procesos serán más participativos que otros, pero en términos generales:
- La responsabilidad de nombrar líderes no recaerá en la asamblea, sino en el presbiterio o junta directiva.
- No buscamos una estructura basada en mayorías o votaciones, sino en procesos espirituales que nos ayuden a identificar a quienes han sido llamados por Dios para liderar.
- Siguiendo el principio bíblico de la «autoridad delegada», la confirmación de los líderes es una tarea del liderazgo establecido, no de una votación asamblearia.
En resumen, no buscamos líderes por simpatía, sino por llamado, dones y preparación. Y para garantizar un liderazgo sano, contamos con mecanismos de evaluación, rendición de cuentas y supervisión externa.
Esta pregunta no es fácil de responder, ya que no existe una única definición de “cuidado espiritual”. No solo las diferentes generaciones lo entienden de formas distintas, sino que cada persona, según su personalidad y experiencias, puede proyectar necesidades diferentes en este aspecto.
Sin embargo, podemos responder en distintos niveles:
- Cristo es el Pastor Supremo – Él es quien realmente satisface todas las necesidades espirituales. Como iglesia, nuestro principal enfoque será siempre apuntar a Él.
- La comunidad se cuida mutuamente – En una iglesia sana, todos cuidamos de todos, ya que nadie busca sólo su propio bien, sino el de los demás (Filipenses 2:4).
- Los que tienen el don de pastorear – Dios equipa a personas con una vocación específica para el cuidado espiritual, más allá de roles o funciones formales.
- Los líderes llamados por Dios – El liderazgo tiene la responsabilidad de orientar, equipar y acompañar a la comunidad en este proceso.
La directiva de 3|16 será responsable pero eso no significa que cada integrante esté a cargo del cuidado espiritual directo de todos y cada uno. Sí asumirá la tarea de identificar, y asegurar que haya capacitación y guía para quienes tienen este llamado, para que puedan cuidar de otros de manera más dedicada y organizada. Por estructura habrá un pastor principal y si Dios quiere, próximamente pastores de Campus.
Si tienes una visión más concreta de lo que entiendes por cuidado espiritual, estaremos encantados de escucharte y responder con más detalle. 😊
Aún no podemos responder esta pregunta para todos. Algunos roles ya han sido identificados y asignados, pero aún no están lo suficientemente definidos como para comunicarlos en este momento. Nuestra prioridad son las personas, no simplemente los roles o tareas. Queremos asignar funciones en base a los dones que Dios nos ha dado, en lugar de ajustarnos a conceptos predeterminados. Esto requiere tiempo y un trabajo enfocado en el desarrollo personal de cada miembro del equipo antes de repartir responsabilidades.
Esta posibilidad nació en el diálogo dentro del consejo, mientras buscábamos opciones para el futuro de nuestra iglesia en La Cuesta. Tras casi dos años de colaboración con Tres|Dieciséis, nos pareció sabio, coherente y apropiado evaluar una cooperación más estrecha de cara al futuro.
Durante meses, hemos reflexionado sobre nuestras necesidades, expectativas y visión para La Cuesta, así como sobre los temores e inseguridades que puedan existir. Este mismo proceso de evaluación nos llevó a la propuesta que presentamos.
Dado que el equipo directivo de 3|16 está formado por hermanos a quienes conocemos, en quienes confiamos y que nos han apoyado activamente, este modelo de diferentes campus que ellos han desarrollado nos pareció una muy buena opción para nuestro futuro como iglesia. El modelo en sí no es algo nuevo. Aunque no muy común en España, es una forma aprobada de edificar iglesias en otros países y el pastor Hans cuenta con muchos años de experiencia en esto.
Hemos visto el compromiso de los hermanos de 3|16 como por ejemplo el de Hans (como pastor interino), el de Moisés (como tesorero) y el de Jonás (como diácono durante años), lo que refuerza nuestra confianza en esta dirección.
Por todo esto, creemos que esta propuesta es una oportunidad valiosa para nuestra comunidad.
La situación actual en nuestro país es la de una enorme falta de pastores, un proceso de búsqueda podría tardar años. Tampoco nos encontramos como iglesia en una situación económica que nos permita poder ofrecer una estabilidad digna para un pastor a tiempo completo.
Por otro lado, la visión que hemos ido enfatizando en nuestra iglesia se acerca, cada vez más, a la que acompaña a 3|16. Dentro del proceso de asesoramiento y acompañamiento por parte de Hans, que hemos vivido como consejo, nos hemos ilusionado con soñar con nuestra iglesia alcanzando al perdido, desbordando gracia y centrando todo en el evangelio de Jesús.
Nuestra propuesta la vemos como una primera opción; sin duda, no es la única que se puede desarrollar, pero la que queremos poner a examen por las oportunidades que ofrece para nuestro desarrollo.
Somos muy conscientes de las necesidades de nuestra iglesia en visión, liderazgo y recursos. Unir fuerzas con otros hermanos nos parece más prudente que seguir luchando solos y a la espera de que algún día encontremos un pastor.
Esta es una pregunta importante, y para responder bien, necesitamos tomarnos un momento para reflexionar sobre su función y propósito.
Durante el siglo XX, muchas iglesias, incluyendo La Cuesta, adoptaron un modelo en el que la asamblea era el órgano soberano de toma de decisiones. La intención detrás de este modelo fue buena: fomentar la participación de todos y evitar que una sola persona concentre el poder. Sin embargo, con el tiempo hemos visto que este sistema no siempre ha dado los mejores resultados ni ha sido el más alineado con el diseño bíblico para la iglesia.
Las limitaciones de una asamblea soberana
El problema principal de una asamblea con poder absoluto es que no garantiza que las decisiones sean espirituales, sabias o estratégicas. No se trata de mala intención, sino de la naturaleza misma de la asamblea: es un grupo amplio y diverso, donde conviven personas con distintos niveles de madurez en la fe.
Dentro de cualquier asamblea encontramos:
- Hermanos y hermanas con una fe sólida y compromiso con la iglesia.
- Creyentes nuevos, que están en proceso de aprendizaje y formación.
- Personas bien intencionadas, pero que pueden tomar decisiones basadas en emociones o preferencias personales.
- Diferentes niveles de involucramiento, desde miembros activos hasta asistentes ocasionales.
- Y, aunque no nos guste pensarlo, siempre existe el riesgo de influencias externas o internas que no buscan lo mejor para la iglesia.
Cuando las decisiones dependen de un grupo tan diverso, pueden surgir algunas dificultades:
- Las decisiones tienden a ser emocionales en lugar de estratégicas.
- En lugar de preguntarnos «¿Qué es lo mejor para la iglesia?» muchas veces las decisiones se toman con base en «¿Qué nos gusta más?» o «¿A quién preferimos?».
- Se mantiene lo tradicional por costumbre, no por convicción.
- Si una decisión se basa en la cantidad de manos levantadas, es fácil que gane lo que «siempre se ha hecho», aunque ya no sea lo más efectivo o necesario.
- Las decisiones pueden tomarse sin la preparación adecuada.
- No todos en la asamblea tienen el tiempo o la formación para analizar ciertos temas en profundidad, lo que puede llevar a decisiones apresuradas.
- Puede generar estancamiento en la iglesia.
- Cuando cada decisión debe pasar por largos debates y votaciones, muchas iniciativas importantes se detienen o desgastan antes de ponerse en marcha.
Un modelo más saludable y alineado con la Biblia
En la Biblia, no vemos que la asamblea general de creyentes dirigiera la iglesia o tomara decisiones clave. En cambio, Dios levantaba personas con un llamado específico para guiar al pueblo, velar por la doctrina y tomar decisiones con oración y discernimiento (1 Timoteo 3:1-7, Tito 1:5-9, Hechos 20:28).
Esto no significa que la iglesia no participa, sino que las decisiones se toman con base en principios espirituales y no en mayorías numéricas.
El propósito de la asamblea no debe ser gobernar sobre la iglesia, sino:
- Ser un espacio de comunión, unidad y dirección espiritual.
- Respaldar con oración y apoyo las decisiones estratégicas de la iglesia.
- Ser un reflejo del testimonio de la comunidad, más que un parlamento de votos.
No se trata de perder participación, sino de darle un propósito más claro
La participación en la iglesia no consiste en levantar la mano en una votación, sino en ser parte activa del Cuerpo de Cristo. Cada miembro tiene un rol valioso, y su contribución va mucho más allá de aprobar o rechazar propuestas.
Sabemos que cuestionar un modelo que ha estado presente durante tanto tiempo no es fácil. Pero también sabemos que cuando la iglesia deja de estar gobernada por simpatías y costumbres, y empieza a ser guiada por un propósito claro, crece y se fortalece.
Este no es un cambio por cambiar, sino un paso necesario para que la iglesia avance con dirección y sin estancamientos.
¿Qué pasará con la asamblea de La Cuesta?
La asamblea seguirá existiendo y tendrá funciones importantes:
- Ratificará los presupuestos cada año.
- Mantendrá su poder de decisión en relación con seguir o finalizar el convenio con Tres|Dieciséis.
- En ningún caso se hará algo con su patrimonio sin su autorización.
- Podrá emitir evaluaciones y pedir rendición de cuentas sobre cualquier tema.
- Tendrá espacio para ruegos y preguntas en cada reunión.
En todo momento, Tres|Dieciséis se compromete a mantener a la asamblea bien informada, y habrá situaciones donde será consultada antes de tomar decisiones importantes.
Este modelo no reduce su importancia, sino que le da un propósito más claro y acorde a la misión de la iglesia. Queremos que la asamblea sea un espacio donde se fortalezca la comunidad, se fomente la transparencia y se acompañe el crecimiento de la iglesia, sin que su rol se convierta en un obstáculo para avanzar en la misión que Dios nos ha dado.
Sabemos que esta es una pregunta importante, pues implica el futuro de quienes hoy conforman el consejo.
Si La Cuesta pasa a estar bajo la cobertura de Tres|Dieciséis, queremos asegurar que cada hermano y hermana que actualmente forma parte del consejo siga bajo la guía y el propósito de Cristo para sus vidas y ministerios. La tarea de la nueva directiva será acompañar este proceso con apertura y sensibilidad, identificando dónde el Señor quiere a cada persona en esta nueva etapa. Esto no se hará de manera unilateral, sino a través de un diálogo amoroso y acompañado de un proceso de coaching personal con cada miembro del consejo. La meta será que cada uno pueda encontrar su función según sus dones, capacidades e intereses.
Este enfoque no cambia lo que ya establecen los estatutos de La Cuesta. Sin embargo, en el pasado, la confirmación de quienes servían en el ministerio recaía en la Asamblea, la cual, en la práctica, no mantenía diálogos con los candidatos ni ofrecía acompañamiento o herramientas para la identificación de dones y capacidades. En un escenario ideal, este proceso debería ser guiado por el pastor y un cuerpo de ancianos, algo con lo que La Cuesta no cuenta actualmente, pero que Tres|Dieciséis puede proporcionar.
Es fundamental dejar claro que cualquier decisión se tomará con los hermanos y no sobre los hermanos. No queremos que las funciones sean asignadas únicamente por urgencia o por costumbre, sino que cada persona sirva en base a sus dones, capacidades y a un proceso de búsqueda espiritual genuina.
¿Qué criterios se tendrán en cuenta?
Principalmente, los que ya hemos mencionado: dones, capacidades, intereses y personalidad. Por supuesto, también consideraremos los criterios bíblicos para el liderazgo, incluyendo los requisitos para diáconos, así como aquellos aspectos que, de acuerdo con la visión y la realidad particular de La Cuesta, definiremos en conjunto con la nueva directiva.
Este es un camino que aún estamos por recorrer juntos. Sabemos que este proceso tomará tiempo y no esperamos tener conclusiones definitivas en 2025. Aún no hemos definido si quienes actualmente están en funciones continuarán en sus roles o si algunos optarán por tomarse un tiempo sabático durante la transición. Estas son conversaciones que queremos tener con cada persona, con el respeto y la cercanía que ellos y este proceso merecen.
¿Qué papel o relevancia tendrá?
Si con esta pregunta te refieres al futuro Consejo de La Cuesta, podemos decirte que su papel será operativo. Desde una perspectiva bíblica, podríamos hablar de un “cuerpo de diáconos”, el cual se diferencia de la directiva, que funcionará más bien como un “presbiterio o cuerpo de ancianos”.
Para explicarlo mejor, piensa en la diferencia entre un órgano normativo y uno operativo. Un órgano normativo, como la directiva, se encarga de establecer la visión, misión y dirección general de la iglesia; es decir, define qué se debe hacer y por qué. En cambio, un órgano operativo, como el consejo, se centra en la implementación, asegurándose de que las decisiones se lleven a cabo con eficacia y amor, respondiendo al cómo y al cuándo.
Por ejemplo, si la directiva decide que la iglesia debe tener un enfoque más fuerte en la acción social, será el consejo quien coordine la logística para que ese plan se haga realidad: organizando voluntarios, distribuyendo alimentos, gestionando recursos y asegurando que cada detalle funcione de manera ordenada y eficiente.
A diferencia de la directiva, el futuro consejo no tendrá la responsabilidad de:
- Dirigir y supervisar la iglesia (1 Pedro 5:1-3, Hechos 20:28).
- Enseñar y velar por la doctrina (1 Timoteo 3:2; Tito 1:9).
- Cuidar espiritualmente a la congregación (Hebreos 13:17).
- Equipar a los santos para el ministerio (Efesios 4:11-12).
En cambio, sus funciones serán esenciales para el funcionamiento práctico de la iglesia:
1. Coordinar las necesidades prácticas (Hechos 6:1-6)
- Asegurar que la iglesia funcione organizadamente en su día a día.
- Atender a los necesitados (ejemplo: distribución de alimentos en la iglesia primitiva).
- Manejar asuntos logísticos, como la preparación de eventos, mantenimiento de instalaciones y gestión de recursos.
2. Apoyar a la directiva en su labor (Hechos 6:3-4)
- Permitir que la directiva pueda enfocarse en la enseñanza, la oración y el liderazgo espiritual.
- Asumir tareas organizativas diarias, como la planificación de los servicios, la coordinación de equipos de servicio y la comunicación interna.
- Dar soporte en áreas de logística y organización para que la directiva pueda concentrarse en la visión general de la iglesia, incluyendo temas como estrategia, valores, misión y asuntos legales.
3. Ser un testimonio vivo del Evangelio a través del servicio (1 Timoteo 3:13)
Más allá de lo operativo, esperamos que el futuro consejo sea un reflejo del amor de Cristo en acción. Su rol no será simplemente de gestión, sino de testimonio, mostrando con su servicio un modelo de humildad, compromiso y entrega al Evangelio.
Este modelo busca que cada persona sirva conforme a su llamado y dones, evitando sobrecargas innecesarias o responsabilidades mal asignadas. La gran oportunidad que tenemos con esta transición es hacer las cosas con más claridad, más amor y más alineación con la visión y el propósito de Dios. ¡Y el consejo jugará un papel clave en ello!
En realidad el propósito de unir fuerzas es multiplicar, no retener. Al caminar juntos, también unimos recursos, lo que fortalece la misión de la Iglesia en su totalidad.
Con respeto y humildad, te animamos a cambiar de perspectiva: el dinero que La Cuesta recauda no es el «dinero de La Cuesta», sino recursos del Señor para Su obra. La pregunta no debería ser tanto cómo mantenerlo separado, sino cómo administrarlo con fidelidad y eficacia para el Reino.
Bajo una misma Entidad, habrá gastos comunes que todos los Campus compartirán, así como necesidades específicas de cada uno. La administración de estos fondos se hará con justicia, transparencia y responsabilidad, liderado por la directiva en conjunto con el CFO (tesorero), la Comisión de Finanzas y ratificado por la Asamblea.
De hecho, esta estructura beneficia enormemente a La Cuesta, ya que no solo aporta, sino que también recibe apoyo de otros Campus y recursos adicionales provenientes de Alemania.
Estimamos que, en la actualidad, el valor del patrimonio de La Cuesta, junto con sus reservas y entradas anuales (2024), representaría aproximadamente un 27% del total de los recursos con los que contaríamos en conjunto para seguir edificando el Reino de Dios.
Si la inquietud detrás de esta pregunta es el temor a liderazgos autoritarios o a la falta de control sobre las decisiones, queremos dejar claro que en 3|16 tomamos este tema con mucha seriedad. Debes saber, que pocas cosas son tan importantes para las nuevas generaciones como esto.
Queremos enfatizar algo importante de saber:
- No hay estatuto ni reglamento que pueda prevenir un mal liderazgo.
- No existe un sistema ni estructura que transforme un mal liderazgo en un buen liderazgo.
- El abuso de poder no se previene limitando el liderazgo, sino la mejor manera es estableciendo una cultura de rendición de cuentas y supervisión continua.
Todos estamos de acuerdo en que Cristo tiene el absoluto poder, porque ha demostrado ser digno de tenerlo (en la cruz). Y esto mismo debe reflejarse en cualquier liderazgo dentro de la iglesia.
En muchas iglesias tradicionales o en el modelo del siglo XX, los abusos de poder se han intentado prevenir mediante estructuras de liderazgo sometidas a la asamblea. Nosotros creemos que un liderazgo saludable debe estar sometido a Cristo y acompañado de sistemas que detecten tempranamente cualquier desviación—no para castigar, sino para corregir con amor y para una restauración.
Por ello, en 3|16 hemos desarrollado un enfoque más proactivo para enfrentar este desafío, basado en:
- Supervisión externa: Estamos bajo la cobertura de Allianz-Mission, que nos ofrece acompañamiento y rendición de cuentas.
- Comités independientes: Contamos con estructuras de evaluación, como el Comité de Ética, el Comité de Finanzas y el Comité de Inspección, que aseguran transparencia y responsabilidad.
- Cultura de evaluación constante: La revisión continua del liderazgo no es un evento ocasional, sino una parte fundamental de la vida de la iglesia.
Nuestro compromiso es claro: No queremos una iglesia donde el poder se concentre sin control, pero tampoco donde las decisiones sean impulsadas simplemente por votaciones mayoritarias. Queremos una iglesia guiada por Cristo, con un liderazgo responsable, rendición de cuentas, un sistema que realmente funcione para el bien de todos y una cultura de constante evaluación de todo.
Antes que nada, entendemos que esta pregunta puede surgir desde la inquietud legítima de cómo se toman las decisiones en la iglesia y cómo se previenen posibles abusos de autoridad. Queremos responder con transparencia y claridad.
Por un lado, creemos que el único soberano es Dios. Por otro lado, reconocemos que la democracia, aunque tiene aspectos valiosos, no es el sistema que la Biblia presenta para el Reino de Dios. Esto no significa que rechacemos la democracia en otros ámbitos—de hecho, nadie de nosotros querría vivir en una dictadura—pero cuando hablamos de liderazgo en la iglesia, entendemos que su estructura debe basarse en principios bíblicos y no en un sistema político humano.
En el modelo de iglesia que seguimos en 3|16, la Asamblea General no es el órgano supremo, y esto responde a una realidad práctica y bíblica:
La democracia, en su principio de “gobierno de la mayoría”, ha demostrado no ser el modelo más eficaz ni espiritual para liderar iglesias. Una comunidad de fe no puede ni debe ser dirigida únicamente por lo que una mayoría decida en un momento determinado, del mismo modo que:
- Los países que funcionan bien no basan su dirección en simples encuestas populares, sino en principios y estructuras que garantizan estabilidad.
- Las empresas exitosas no toman sus decisiones estratégicas por votación general de sus empleados, sino por liderazgo competente y con visión.
La iglesia, conforme al Nuevo Testamento, tampoco era dirigida por la mayoría, sino por líderes llamados y guiados por el Espíritu Santo.
Sabemos que toda relación requiere tiempo para ajustarse y que, en el camino, pueden surgir diferencias o momentos de tensión. No siempre todo sale como uno imagina al principio, y es completamente válido que haya inquietudes sobre cómo se vaya desarrollando la iglesia.
En 3|16, creemos que el liderazgo debe ser sensible y atento a las preocupaciones de la iglesia, y aunque no todas las opiniones siempre pueden tener el mismo peso en la toma de decisiones, todas son valiosas y deben ser escuchadas con respeto y amor. Nuestra intención no es imponer, sino caminar juntos, aprendiendo en el proceso y ajustando lo necesario.
Si en algún momento la asamblea de La Cuesta llegara a la conclusión de que este camino no es el adecuado para la iglesia, en todo momento tendrá la opción de finalizar el acuerdo y recuperar su plena independencia.
Como 3|16 hemos desistido de este mismo derecho. Por nuestra parte, asumimos el compromiso con plena convicción e intención de permanecer, incluso cuando haya dificultades. Nos comprometemos a no abandonar a La Cuesta ni a las personas. Creemos que el amor real se demuestra en la perseverancia, y aunque no podemos obligar a nadie a permanecer, sí podemos asegurar que nosotros no nos alejaremos simplemente porque las cosas no sean fáciles. Queremos caminar con La Cuesta en las buenas y en las malas, y en lo que dependa de nosotros, nos mantendremos firmes en este compromiso porque así entendemos el amor que Cristo nos enseñó.
Sí, los representantes legales (plural) de 3|16 también serán los representantes legales de cada campus. La idea es operar como una única entidad a nivel legal, agilizando cualquier proceso correspondiente (por ejemplo trámites bancarios, notariales, con FEREDE, etc.).
Para darles nombres: por el momento, los representantes legales serán Jonás, Moisés y Hans. Es lo más prudente que quienes dirigen también cuenten con las facultades necesarias para poder ejercer su labor de manera efectiva y eficiente. Los representantes actuales de La Cuesta (Gregorio López, Josué Dorta y Daniel Perera) serían remplazados.
Recordemos que existen mecanismos de supervisión e “intervisión” para investigar y gestionar de forma prudente cualquier sospecha de irregularidades.
Los estatutos de iLaCuesta quedarían suspendidos durante el tiempo del convenio con 3|16, en caso de que la asamblea se decida por la unificación. Solo se reactivarán si iLaCuesta optara por finalizar el convenio.
El motivo principal de esta decisión es que los estatutos de La Cuesta no fueron diseñados para una iglesia “multi sitio”, ni para el organigrama o la estructura que requeriría el funcionamiento conjunto. En cambio, los estatutos de 3|16 son más flexibles.
El espíritu de ambas constituciones es fundamentalmente distinto:
- Los estatutos de La Cuesta buscan regular al máximo para brindar seguridad y estabilidad.
- Los estatutos de 3|16 buscan ser lo más minimalistas posible, para permitir libertad y promover el desarrollo.
Con la suspensión de los estatutos de La Cuesta, queremos garantizar que la vida de la nueva iglesia que estaremos formando juntos tenga el espacio necesario para desarrollarse, sin estar limitada por reglamentos más allá de lo estrictamente indispensable.
Cuando la propia dinámica de la iglesia requiera una mayor regulación, esta se establecerá mediante directrices y políticas internas, que serán ratificadas por la asamblea, sin necesidad de modificar los estatutos (paso costoso y burocrático).
Para todo lo demás, queremos confiar en las Escrituras, el Espíritu Santo, un liderazgo sólido y el consenso entre hermanos.
Si tu pregunta se refiere a los hermanos del consejo: Por el momento, no contemplamos cambios en sus funciones durante el tiempo de transición. Ya en 2026, entraremos en un proceso de reevaluación de funciones, en oración y en diálogo abierto. Lo que es de esperar es que el consejo de La Cuesta, como campus de 3|16, pase a asumir más funciones operativas, descansando en el liderazgo espiritual de la nueva directiva.
Si tu pregunta se refiere a los líderes de ministerios: Aquí tampoco se prevén cambios drásticos. Con cada ministerio se irán iniciando procesos de evaluación, confirmación o reubicación de los líderes, según sus dones, sus preferencias y la visión en común. Todo esto se llevará a cabo siempre en un diálogo abierto.
Si te refieres a los miembros sin ministerios: Esperamos que el futuro traiga nuevas oportunidades, para que cada persona pueda encontrar su lugar y participar activamente en el funcionamiento y edificación de la iglesia.
Sí. El consejo pastoral está compuesto por todos los pastores, incluyendo tanto a los pastores de campus como al pastor principal.
Es importante aclarar que el consejo pastoral no es el equipo directivo (normativo), sino un órgano ejecutivo. Además, cada campus contará con su propio consejo (operativo), del cual el pastor de campus también formará parte.
Directiva (Nivel Normativo – Estratégico)
- Define la visión, misión y objetivos generales de 3|16.
- Toma decisiones de alto impacto y largo plazo para todos los campus.
- Se encarga de la planificación estratégica y administración general.
- Desarrolla las políticas internas.
Consejo Pastoral (Nivel Ejecutivo – Táctico)
- Traduce las decisiones del equipo directivo en planes e iniciativas concretas para cada campus.
- Coordina los recursos y propone procesos y políticas con un enfoque pastoral a la directiva.
- Supervisa la implementación a nivel operativo a través del pastor de campus correspondiente.
- Ejecuta los programas de discipulado, formación y cuidado pastoral.
Consejo de Campus (Nivel Operativo – Ejecutivo)
- Se encarga de realizar las tareas diarias y operativas.
- Implementa los planes y estrategias definidos en los niveles superiores.
Garantiza el funcionamiento eficiente del campus.
Lo hacemos con mucha humildad, reconociendo que hay eruditos conservadores tanto a favor como en contra del liderazgo de las hermanas en la iglesia. Lo único que tenemos claro es que la Biblia no es completamente clara en este tema.
En 3|16, hemos evaluado los argumentos a favor y en contra y, basándonos en nuestra conciencia y en la dirección del Espíritu Santo, hemos tomado una decisión.
Más que ofrecer ahora una extensa exposición de nuestros argumentos bíblicos, permítenos hacerte algunas preguntas para reflexionar:
- Si Dios no quisiera que una mujer liderara, ¿por qué no lo incluyó en los más de 600 mandamientos detallados del Antiguo Testamento?
- Si Dios reguló aspectos tan específicos como la alimentación, la vestimenta, el corte de pelo e incluso la higiene, ¿por qué no estableció una prohibición clara sobre este tema, si fuera tan relevante?
- Si el liderazgo de una mujer fuera una ofensa para Dios, ¿no sería de esperar que bajo ninguna circunstancia Él pusiera a mujeres en liderazgo? Entonces, ¿cómo explicamos que Débora fuera jueza de Israel o que Hulda fuera Su profetisa?
- Si el apóstol Pablo estuviera completamente convencido de que la iglesia no debía tener mujeres en el liderazgo, ¿por qué solo trata este tema en sus cartas a Corinto y Éfeso, y no en todas sus epístolas? ¿Por qué los otros apóstoles callan al respecto?
- ¿Podría ser que las instrucciones de Pablo en 1 Corintios y 1 Timoteo aplican única y específicamente a esas iglesias y no de manera universal? ¿Por qué justo en esas congregaciones? ¿Podría estar relacionado con que ambas iglesias vivían en un contexto pagano con una fuerte influencia de cultos religiosos liderados por sacerdotisas en honor a Artemisa y Afrodita?
- Si el argumento más fuerte en contra del liderazgo femenino proviene de 1 Timoteo 2, ¿podría ser que lo estemos entendiendo mal? La palabra clave en este pasaje (autentein) no se encuentra en ningún otro lugar de la Biblia. Fuentes extrabíblicas la emplean de distintas maneras, unas como «ser autor u originador», otras como «ejercer autoridad», “dominar de manera indebida” o hasta “usurpar, imponerse y someter a alguien violentamente”.. ¿Estamos seguros de interpretarla correctamente?
Responder estas preguntas nos lleva a reconocer con humildad que sólo «en parte conocemos y en parte profetizamos» (1 Corintios 13:9).
Por eso, en 3|16 hemos tomado una decisión pragmática y basada en nuestra conciencia que, cuando estemos ante el trono del Señor, podamos justificar con sinceridad:
“Padre, no lo sabíamos con absoluta certeza, así que optamos por no excluir a nadie por su sexo. Preferimos aplicar criterios espirituales y evaluar el llamado de cada persona. Perdónanos si nos equivocamos.”
3|16 apunta a ser una iglesia “multi sitio”. Actualmente, nos reunimos en las casas de las familias que conforman el equipo de plantación/directiva. Además, con la incorporación de la iglesia alemana (GEC) en Puerto de la Cruz, ya celebramos cultos dominicales en el campus alemán del Puerto. También contamos con una casa propia en La Matanza, que funciona como punto de encuentro, futuro centro de formación y futuras oficinas.
Estamos programando nuestros primeros eventos en el centro de La Laguna para finales de este año. Si La Cuesta se suma, estaríamos presentes en tres localidades diferentes ya en 2025.
Uno de los principios de 3|16 es no replicar por mera costumbre el modelo tradicional del siglo XX, sino desarrollar una iglesia conforme a las necesidades del siglo XXI y lo que vemos en las Escrituras.
Por ello, ser parte de 3|16 no gira en torno a las formalidades sino que tiene más que ver con la participación activa en la vida espiritual de la congregación.. Preferimos integrar a las personas a través del servicio, la participación en los programas de discipulado, grupos pequeños, y sobre todo, mediante la adhesión a una común visión, en lugar de requerir una inscripción formal o una membresía registrada en listas.
Queremos ser un organismo, no una organización. Ser miembro de 3|16 implica estar involucrado en la vida espiritual de la comunidad. La directiva evaluará individualmente la participación y entrega de cada persona, en lugar de determinar la membresía mediante votaciones en asamblea, donde muchas veces no se conoce lo suficiente a cada individuo.
De todo corazón confiamos en que el Espíritu Santo ha escogido al equipo directivo.
Creemos que el liderazgo bíblico no se basa en votaciones democráticas, sino en el llamado de Dios. Dios llama, y cuando lo hace, lo confirma en el corazón de las personas y a través del testimonio de otros hermanos que respaldan a esos líderes.
En términos concretos:
- Hans y Claudia han sido llamados por Dios y confirmados por la “Federación de Iglesias Evangélicas Independientes de Alemania” (FIEIDA). Fueron admitidos y enviados por la Allianz-Mission y cuentan con el respaldo de diversas iglesias en Alemania, así como de quienes oran y financian su ministerio.
- Fueron recibidos y avalados en España por FIEIDE.
- El resto del equipo ha sido reconocido de manera similar, tomando en cuenta su trayectoria ministerial previa.
Un ejemplo de ello es Jonás, quien ya ejercía un liderazgo como diácono en La Cuesta.
El principal criterio ha sido el llamado de Dios y la petición en oración, de que Él añada al equipo a quién Él quiera tener. Ninguna persona fue reclutada, ni invitada al equipo directivo. La única invitación que se hizo fue a una pareja que, finalmente, no forma parte del equipo.
La actual directiva está compuesta por hermanos y hermanas que sintieron un llamado genuino a servir en este liderazgo. Hans y Claudia, como pastores y plantadores de iglesia con experiencia, han sido quienes en oración han visto confirmado este llamado.
Más allá de los criterios bíblicos establecidos en el Nuevo Testamento para ancianos y diáconos, también se consideraron aspectos específicos para la formación de una iglesia contextualizada a las nuevas generaciones. Estos fueron:
- La visión
- La comprensión del Evangelio
- La santa insatisfacción (un deseo genuino de que la iglesia de Cristo avance)
- La edad (foco en Gen Y y Gen Z)
- El trasfondo cultural y familiar
- Los dones y talentos
- La capacidad intelectual y teológica
- El testimonio
La dedicación ya demostrada
Los estatutos de 3|16 no establecen un período fijo de renovación ni contemplan elecciones por votación. Sin embargo, se ha determinado que exista evaluación y rendición de cuentas constantes.
En el futuro, cualquier renovación del liderazgo será supervisada por Allianz-Mission y ratificada en la asamblea de 3|16. Actualmente, estamos en proceso de definir una política interna más detallada para esto. No obstante, por ahora, la labor del equipo directivo será inspeccionada periódicamente según criterios específicos, con una primera evaluación en dos años.
Hemos reflexionado en las siguientes preguntas:
- ¿Las asambleas democráticas rechazan a alguien propuesto para el liderazgo en votación?
- ¿Creemos que una asamblea mayoritaria siempre toma decisiones espirituales?
- ¿Cómo podemos garantizar que los votos se basan en criterios bíblicos y no en nuestras simpatías personales?
En la práctica, las personas de una iglesia no solemos elegir a nuestros líderes mediante votos; simplemente los seguimos o nos alejamos. En 3|16 queremos estructuras que reflejen la realidad y sean bíblicamente fundamentadas.
Las expectativas sobre el cuidado pastoral varían según las generaciones:
- Nacidos entre 1946-1964 (Boomers): buscan un pastor que vele por la vida espiritual y la sana doctrina.
- Nacidos entre 1965-1980 (Gen X): esperan un pastor que enseñe cómo vivir en la fe.
- Nacidos entre 1981-1996 (Millennials): ven al pastor como alguien que motive, de visión y propósito.
- Nacidos entre 1997-2010 (Gen Z): buscan un mentor que comparta su vida con ellos.
Estas diferencias de expectativas son uno de los más grandes desafíos para la iglesia en el siglo XXI. En 3|16 somos conscientes de que ningún pastor puede cumplir con todas estas expectativas.
Por ello, hemos diseñado un enfoque donde diferentes hermanos y hermanas atiendan a las necesidades de su generación. En relación con La Cuesta, nuestro énfasis estará en acompañar a los mayores (Boomers y Gen X) para ayudarles a adaptarse al cambio que las nuevas generaciones traen a la iglesia y aprender a crecer bajo nuevos programas sin desatender a las necesidades propias de su generación.
Independientemente de los modelos, nuestro enfoque será siempre descansar en Cristo, el único y verdadero Pastor, que suple las necesidades de cada uno.
Aún estamos desarrollando los programas correspondientes, pero pronto podrás leer más.
Si somos sinceros con nosotros mismos, debemos reconocer que nunca ha existido una supervisión en este aspecto, ni en La Cuesta ni en ninguna otra iglesia que conocemos dentro de FIEIDE. En el modelo de las iglesias independientes del siglo XX, la autorregulación es la norma.
En este aspecto, 3|16 quiere ser diferente. Creemos que la supervisión es algo bueno y necesario. Nuestro sistema incluye:
- Supervisión directa de Allianz-Mission.
- Un sistema de «intervisión», donde comisiones con expertos internos y externos evalúan inquietudes doctrinales, éticas y de gestión de recursos.
- Un mecanismo de denuncias y críticas abiertas, accesible para cualquier persona.
Estas comisiones serán establecidas por el equipo directivo, pero funcionarán de manera independiente. Actualmente, estamos explorando la posibilidad de colaborar con un seminario o instituto bíblico para crear un sistema de “intervisión” transparente y competente.
Los cambios que hasta ahora se han implementado en La Cuesta no han surgido de la visión de 3|16, sino de la visión ya existente en La Cuesta. Lo que ha ocurrido es un refuerzo del enfoque misionero, algo que está en sintonía con 3|16.
El consejo de La Cuesta ha implementado, principalmente a nivel macro, diferentes sistemas para promover una cultura en la que la misión evangelística y misionera de Jesús tenga más prioridad (por ejemplo en la creación de los presupuestos, las distribución de recursos, en la forma de hacer las evaluaciones y en las temáticas tratadas).
Pequeños cambios en las formas, como por ejemplo el estilo de predicación o la página web, han sido más bien resultados orgánicos y naturales, en lugar de modificaciones impuestas.
Definitivamente, sí. Especialmente en términos de estructura, organización y cultura.
Sin embargo, en cuanto a aspectos concretos, como la manera en que se llevan a cabo los cultos, esperamos que los cambios surjan desde dentro. La idea es que, a medida que los corazones se alineen más con la visión, sean los propios miembros quienes desarrollen y adopten los cambios que consideren oportunos.
Desde el liderazgo, nuestro papel será proveer recursos y libertad, así como generar impulsos que fomenten el enfoque misionero, siempre respetando el ritmo y las necesidades de La Cuesta.
Es difícil de predecir, porque dependerá del Espíritu Santo, de los corazones de las personas y de los dones e ideas que cada miembro aporte.
Lo que sí podemos asegurar es que siempre habrá espacio para el diálogo y el debate. Un buen liderazgo no impone, sino que guía y empodera.
En cuanto a formas y estrategias, siempre seremos flexibles. En lo que respecta a la misión y visión, esperamos que nunca dejemos de ser firmes y comprometidos.
Sí y no. 🙂 Esto requiere una explicación más detallada.
Uno de los problemas del modelo de iglesia del siglo XX es que el pastor a menudo se ha convertido en una figura de autoridad única, con la expectativa de que sea competente en todo.
En la iglesia primitiva, los creyentes contaban con apóstoles, profetas, maestros, evangelistas y pastores (según Efesios 4). Sin embargo, en el modelo tradicional, muchas de estas funciones y capacidades han terminado recayendo como expectativa sobre una sola persona. Como resultado, el pastor se ha visto obligado a asumir responsabilidades que, en realidad, deberían ser compartidas.
Si a esto le sumamos que también se espera que sea líder estratégico, visionario, comunicador y administrador, terminamos diseñando un perfil idealizado que, en la práctica, es imposible de cumplir.
En la iglesia que estamos formando con 3|16, en lugar de concentrar todas estas responsabilidades en una sola persona, buscamos un modelo donde haya varios pastores con roles complementarios.
- Hans continuará como pastor principal en 3|16 y seguirá sirviendo como tal en La Cuesta, con un enfoque en liderazgo general, visión y cultura.
- Paralelamente, buscamos identificar un pastor de campus para La Cuesta, alguien con un perfil más orientado a la consejería y el discipulado, que pueda enfocarse en las personas, apoyándose en la estructura ya existente en cuanto a visión, liderazgo, administración y organización, bajo la dirección del pastor principal y el equipo directivo..
- Lo mismo se aplicará al campus alemán de la GEC, y en el futuro, al campus en el centro de La Laguna.
Sabemos que llenar de vida esta nueva estructura tomará tiempo, pero confiamos en que el Señor enviará más obreros a su mies. A parte de esto, con 3|16 y Allianz-Mission contamos con un mayor respaldo tanto en la búsqueda como en el financiamiento.
En este modelo, todos estos pastores conformarán un consejo pastoral, donde cada uno aportará su perspectiva y dones al conjunto de 3|16, con un enfoque específico en las personas del campus que acompañan.
Este modelo nos da la flexibilidad de buscar un pastor de campus para cada localidad, con la opción de servir a tiempo completo, parcial o en voluntariado (dependiendo de la persona y los recursos).
La tarea del equipo directivo será identificar, acompañar y guiar a estos pastores de campus. En un próximo proceso, tras la transición, evaluaremos a quién poner en funciones. Podrían ser misioneros, pastores que se sumen desde fuera, pastores en formación o incluso hermanos que, desde dentro de cada campus, sientan un llamado.
No necesariamente. Los estatutos no buscan regular cada aspecto de la entidad, sino únicamente proporcionar un marco legal básico. La vida espiritual y otros aspectos operativos se gestionan a través de políticas internas, las cuales serán ratificadas por la asamblea.
Este enfoque permite mayor flexibilidad, facilitando cambios futuros sin necesidad de modificar los estatutos. Al no establecer el Consejo Pastoral como un órgano legalmente indispensable, podemos manejar mejor situaciones como el hecho de que su formación pueda tardar en concretarse.
Además, tener un pastor de campus es un ideal, pero no una obligación, ya que su disponibilidad dependerá de personas y recursos económicos, los cuales no estarán garantizados en cada campus en todo momento. En tales casos, la responsabilidad pastoral recaerá en el equipo directivo, el cual incluye al pastor principal.
Los estatutos regulan el procedimiento básico, estableciendo las comisiones, pero sin dictarles su funcionamiento detallado. La intención detrás de esto es que se puedan desarrollar políticas internas, las cuales podrán adaptarse según las necesidades del momento sin requerir modificaciones en los estatutos generales.
En caso de una disolución dentro de 25 años, la comisión correspondiente deberá evaluar la situación de los distintos campus. No hemos querido fijar cada detalle desde ahora, pues creemos que será un diálogo que corresponderá a los hermanos del futuro. El que lo tengan en cuenta era nuestro único objetivo.
De todos modos, agradecemos la observación, ya que es un punto valioso que tendremos que analizar más en detalle.
FIEIDE está al tanto de nuestro proceso, aunque aún no hemos hablado de todas sus implicaciones en detalle. Ya hemos estado conversado con el secretario coordinador sobre una posible «tutela», pero todavía quedan varios pasos por dar. Seguiremos en diálogo con ellos conforme avancemos.
Desde el punto de vista legal, no hay repercusiones significativas. Las fusiones entre entidades no son una figura desconocida, aunque no se hallen previstas regulaciones específicas.
Las iglesias de FIEIDE son, por definición, entidades independientes, aunque allegadas y miembros de la federación. Queda por determinar si, en el futuro, FIEIDE reconocerá cada campus de forma individual o el conjunto de 3|16 como una sola iglesia. No obstante, esto tendrá poca o ninguna relevancia en la vida espiritual y organizativa de cada campus en su día a día.
Más relevante son ciertos pasos con FEREDE, pero esto lo haremos una vez tengamos un mandato claro. Es importante señalar que no todas las iglesias dentro de FEREDE tienen la misma estructura organizativa o modelo de gobierno; por ejemplo, la organización entre anglicanos y bautistas es muy distinta, lo que demuestra que hay margen para diferentes enfoques dentro de la FEREDE.
Listado de documentos importantes
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Carta a la membresía con la propuesta
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Convenio ILACUESTA 3|16
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Estatutos ILACUESTA
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Estatutos de 3|16
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Trato con el sexo opuesto 3|16
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Declaración de fe 3|16
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Gestión de recursos 3|16
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Liderazgo 3|16
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Trato con menores 3|16
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Declaración de Gran Canaria (Allianz Mision)
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Visión ILACUESTA
Si quieres participar de la encuesta acerca de lo que esta fusión te está haciendo sentir, puedes hacerlo simplemente añadiendo 3 palabras y viendo cómo está evolucionando el sentir general de la iglesia en este proceso. Entra en este enlace y participa.