¿Conoces a Dios? Quizás es un verbo demasiado amplio, pueden surgir muchas interpretaciones. Lo preguntaré de otra manera: ¿tienes una relación con Dios? ¿Sueles hablar con Él, contarle tu día a día, tus grandes y pequeños problemas? Tener una relación con alguien es algo muy bonito, pero hay que trabajar continuamente en ello para que no se estropee o disminuya. Por ejemplo en la repostería, para hacer un buen pastel hay que dedicarle tiempo, escoger y medir cuidadosamente los ingredientes, engrasar bien el molde y hornear a una determinada temperatura. Cuando un pastel nos sale rico, esponjoso y bonito, normalmente queremos compartirlo con los demás, que lo admiren y lo prueben.
Algo parecido debería ser nuestra relación con Dios. Primero, querer tener una relación con Dios. Segundo, escoger nuestros ingredientes: la Biblia, videos de predicadores, escuchar las canciones de Hillsong, hacer un plan lectura de la Biblia… lo que necesitemos para acercarnos a Dios. Tercero, engrasar bien el molde. No somos perfectos, tenemos muchos fallos pero Jesús ha intercedido por nosotros, ¡es nuestro Salvador! Y gracias a Jesús podemos tener una relación directa con nuestro Padre. Cuarto, ahora que el pastel ya está hecho, es esponjoso y bonito, podemos compartirlo con orgullo con todo el mundo.
¿Qué papel tenemos nosotros?
Parte de nuestro compromiso para/con Dios, es dedicar tiempo de calidad a nuestra relación con Él y dar a conocer su Nombre, su Palabra y sus Hechos. Lo segundo es una labor muy importante, no necesitamos ser personas muy eruditas para explicarle a alguien por qué hemos entregado nuestra vida al Señor, y por qué deberían hacer lo mismo. En la predicación del domingo pasado, el predicador dijo una frase que tuve que apuntar porque me impactó mucho: «un gran privilegio conlleva una gran responsabilidad» (una adaptación de las palabras del tío Ben a Peter Parker). Es nuestra responsabilidad dar a conocer su Palabra y su Promesa, es nuestra responsabilidad que nuestra familia le conozca, que nuestros amigos escuchen de Él, que nuestros compañeros de clase o de trabajo sepan de nuestro compromiso con Dios. Porque Dios nos ha prometido vida eterna junto a Él, y porque Dios quiere que ninguno de sus hijos se pierdan sino que tengan vida eterna.
»Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna. Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él. El que cree en él no es condenado, pero el que no cree ya está condenado por no haber creído en el nombre del Hijo unigénito de Dios.
Juan 3:16-18
Aún así…
A veces nos entusiasmamos y nos enfocamos tanto que nuestro alrededor conozca a Dios, que descuidamos nuestra relación con Él y nuestra relación con nuestros hermanos. La Iglesia es una familia, somos hermanos de un mismo Padre, y todos sabemos lo que significa, que somos personas con imperfecciones que han decidido vivir para un Dios perfecto.
Nuestra naturaleza siempre intenta ocultar de alguna manera nuestras imperfecciones o nuestros errores, pero no es esto lo que tenemos que hacer. No es una meta única, que cuando llegamos ya no tenemos que esforzarnos más. Nuestra relación con Dios es como un triatlón, siempre habrá batallas que librar en nuestra vida. A veces tendremos dificultades para tener tiempo a solas con Dios, puede que estemos enfadados con Dios, quizás alguien de la iglesia nos traicionó o necesitamos ayuda y no entendemos qué nos quiere decir Dios. Nuestras batallas personales no definen nuestra relación con Dios, Él entiende que las tengamos pero lo importante, lo que realmente valora es que nuestros corazones le busquen, que nos acerquemos después de cada caída y restablezcamos nuestra relación.
En esto creo
Para finalizar este artículo, quiero que reflexionemos juntos en quién creemos y para quién hacemos todo. ¿A quién predicamos? ¿A quién damos a conocer? ¿Quién nos ha creado y quién nos cuida? Y lo más importante: ¿con quién estaremos toda la eternidad?
Escucha esta canción de Hillsong, en esto creo (haz clic aquí). Lee su letra y habla con Dios, Él te quiere y te está esperando.
Pues una vez más me acerco a este medio donde se medita la Palabra de Dios a través de temas varios que los encargados del mismo quieren expresar lo mejor y más adecuadamente posible traen a colación. En general lo hacen bien y llegan a mente y corazón que de eso se trata: Traer cosas frescas y que sean relevantes para el tiempo presente.
En este caso, nos trae Alexandra una meditación que nos hará recordar y nos recuerda lo importante de nuestra relación con Dios desde la lectura de las Escrituras y el momento a solas que debemos tener con Él que es refrigerio a nuestras almas. Como nos recuerda el salmista al decir: «como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así necesito de ti, Tú eres mi agua, Te echo de menos y Te necesito » Gracias hija por traer este pensamiento.