Los dos primeros salmos introducen la mayoría de los grandes temas del libro de Salmos, dentro de ellos se incluye el contraste entre los dos caminos posibles (el del justo y el de los malvados), la importancia de confiar en Dios y sus instrucciones, la soberanía y gobierno de Dios sobre todos los pueblos, la interacción entre los reyes humanos y el Rey divino y también la idea de Dios como un refugio para todos.
Concretamente, el Salmo 1 se centra en la comparativa entre los justos y los malvados, es una perspectiva de quienes son de cómo se comportan y de cómo afecta todo eso a su vida y a su relación con Dios.
Dentro de todas las curiosidades y anotaciones que se podrían hacer sobre este salmo, te queremos animar a pensar sobre el versículo 2.
Seguramente es uno de los versículos que más nos atañe si hemos puesto nuestra confianza en Dios y queremos seguirle.
«Sino que en la ley de Jehová está su delicia, Y en su ley medita de día y de noche.»
- El salmo dice que la delicia, el placer, el deleite del justo está en su ley. No se estamos hablando de un sentido de obligatoriedad, no se ve rigidez ni deber en esta frase poética a pesar de que está hablando de la ley (torah), sino que muestra naturalidad, muestra vida y satisfacción. Bien podríamos cambiar esta frase por: «en sus hijos está su delicia» o «en su mujer estás su delicia» o «en sus amigos está su delicia» o incluso «en los viajes está su delicia» y todas ellas no serían negativas, pero el justo encuentra su delicia en lo que Dios le ha dicho, en su ley, en sus palabras. Este salmo transforma la visión rígida y autoritaria de lo que Dios nos manda en puro placer, en algo disfrutable, en lo más disfrutable. ¿Por qué crees que una persona puede encontrar verdadera satisfacción, esperanza y felicidad mientras camina humildemente con Dios? ¿Estás disfrutando de su palabra, de lo que te manda? ¿Qué otras cosas disfrutas más que la Palabra de Dios?
- Pero también dice el salmo que el justo medita en esta ley de día y de noche. Y volvemos a enfocarnos en este carácter natural de la frase porque el justo no medita en su ley por pura obligación, sino que precisamente, porque lo que Dios le dice es su delicia; él está día y noche meditando en su Palabra. Quizá no es el sentido del texto, pero podríamos también decir algo como: Sino que en la ley de Jehová está su delicia, por eso medita de día y de noche en ella. El salmista nos está introduciendo aquí en el ciclo perfecto de crecimiento en el que se encuentra el justo. Ama la palabra de Dios y porque la ama, medita en ella día y noche y cuanto más días y más noches medita en ella más la ama. Este crecimiento, de hecho, se manifiesta en el siguiente versículo cuando habla de que es semejante a un árbol junto a un río, nutriéndose constantemente y crece y da fruto y su hoja no cae y prospera. Su Palabra es nuestro río, dependemos de ella, tenemos vida por ella (nosotros y todo el universo) y podemos dar frutos por ella. ¿Cuánto depende tu vida de la palabra de Dios? ¿De qué maneras puedes meterte en ese ciclo perfecto de crecimiento? ¿Meditas en su palabra sin desearla, sin amarla?
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